Ellos, dos jóvenes muy
poco comunes. Ellos, dos locos enamorados que no se atrevían a decir lo que
sentían. Él, menos tímido, hacía amagos de acercarse pero ella, nerviosa, se
alejaba. Al fin, ella se decidió a acercarse un poquito más y coger su mano, a
lo que él respondió con caricias y besos en la mejilla. Ella se acercó a su
oído y le dio las gracias. Él contestó bajito y ella se tuvo que acercar tanto
que se acercaron demasiado y se dieron el que fue, quizá, el último primer beso
de ambos.
martes, 23 de diciembre de 2014
miércoles, 15 de octubre de 2014
Vuelve el frío
Vuelve el frío y con él los abrazos congelados en busca de un poco de calor, los besos callados encontrados tras el verano que ya acabó, los cafés madrugadores que te dotan de energía para aguantar la rutina, los domingos de película y manta en el sofá, las estaciones repletas de trabajadores aún a medio despertar, las farolas encendidas por la tarde, las gotas de la lluvia que se deslizan por el cristal, el humo saliendo de nuestras bocas invitándonos a imaginar, el invierno tan querido y tan odiado, los juguetes entre las manos de los niños ilusionados, los kilitos de más tras tantos turrones, las luces de colores iluminándonos a cada paso, la melancolía de los días de lluvia, la nieve y los niños divirtiéndose en ella, el olor de los días de tormenta, las promesas de año nuevo que pronto se olvidarán, los quioscos repletos de las mismas promociones de cada año, los regalos de los Reyes Magos que siguen haciendo ilusión, Sol lleno de gente, de luz y de color; las tormentas observadas desde la ventana de nuestra habitación, las uvas con las que cada año seguimos la tradición, el viento como melodía, el whisky corriendo por las venas de aquel que intenta conseguir calor, los xilófonos y las zambombas compitiendo en Navidad...
martes, 15 de julio de 2014
Reflexiones del día a día
Cada vez más, con las
dificultades que en la actualidad nos está tocando sufrir, el dinero va
cobrando mayor importancia, pues de él está dependiendo la vida de millones de
personas. Bien es verdad que, recurriendo a la frase “el dinero no es lo más
importante”, observamos que lo que dice es cierto, pues de poco sirve el dinero
si no tienes cosas tan básicas como salud, amor tanto de familiares como de
amigos, sabiduría para no derrocharlo y felicidad, aunque si en este caso
mencionamos la conocida frase “el dinero no da la felicidad”, mi postura no es
del todo de acuerdo con ella porque es cierto que no la da directamente, pero si
tenemos un poco de conciencia del mundo que nos rodea, observaremos cómo la
cantidad inmensa de familias que lo están pasando mal, con un poco más de
dinero serían más felices ya que podrían
permitirse vivir bajo techo y comprar los alimentos necesarios para subsistir,
eso sí, aplicando esta conexión de dinero y felicidad solo en este ámbito,
pues, como menciona José Luis Pardo en "Mother & Child Reunion" dentro de “Nunca fue tan hermosa la basura”, el adolescente rechoncho que come
patatas fritas tumbado en el sillón mientras ve la MTV, seguro que si tiene
cualquier capricho sus padres se lo compran, contribuyendo a alimentar a esta
sociedad capitalista que nos rodea en vez de hacer un reparto igualitario entre
los que tienen y los que no, porque el trabajo actualmente no procura dignidad,
ya que si así fuera, quienes más han trabajado tendrían mayor dignidad, al
igual que pasa con el dinero, que esas personas que se pasan día y noche
trabajando en el campo bajo la cálida luz del sol y terminando el día
fatigados, pudiéndose permitir dormir muy pocas horas para volver a sus tareas,
la mayoría de las veces no tienen ni para alimentar a su familia, mientras que
hay jefes de empresas que desde sus cómodos sillones bajo el aire acondicionado
de su despacho individual y comiendo delicatesen que les traen sus secretarias,
cobran cantidades ingentes de dinero que se pueden permitir derrochar
coleccionando lujosos yates, injusticia que por el simple hecho de pensarla ya
me produce malestar, a mí y a toda persona con sentido común que se precie.
Al escribir esto sobre todo me he acordado de aquellos días de mi infancia en los que mi abuelo se pasaba las horas contándome sus numerosas hazañas, la época de posguerra que vivió y las pocas facilidades que la vida le puso en el camino, no teniendo ni siquiera la suerte de acudir a la escuela y falleciendo sabiendo escribir y leer unas pocas palabras. Debido a esas dificultades, él se pasó la vida luchando, aceptando trabajos que hoy en día nos parecen impensables e incluso renunciando en malas épocas a cenar por dárselo a mi madre y a mi tía, ¿todo eso para qué? Para que las sucesivas generaciones vivamos más acomodados de lo que deberíamos, no sabiendo apreciar el verdadero valor de las cosas e incluso convirtiéndonos en materialistas, sin apreciar el valor que tenemos en nuestras manos para cambiar el futuro, pero lo malo es que estamos dejando de lado el futuro para centrarnos en el presente gracias a la comodidad que nos dio el pasado.
domingo, 29 de junio de 2014
Argumentos de la infancia
Aprovechando que hoy se han superado las 8000 visitas en el blog, por lo cual os doy las gracias, quiero compartir con vosotros las dos primeras poesías que escribí (con unos 6/7 años), que me las acabo de encontrar y os puedo asegurar que las risas no han sido pocas.
Érase una viejecita
Érase una viejecita
¡ay, pobrecita!
la pobre no tenía dinero
ni tampoco salero.
La viejecita no tenía comida
ni tampoco carretilla.
Ella vivía en la calle
sin ningún acompañante.
Ella no tenía trabajo
y tampoco ningún ajo.
Si ella tuviera algo
sería más feliz que un galgo.
Un día una buena moza
le regaló una choza
y a partir de ahí
la viejecita fue feliz.
Las cuatro estaciones
En la primavera hay bonitas flores
que desprenden magníficos olores.
En el verano hace calor para que te bañes en bañador
y te vayas a la playa a tomar el sol.
En el otoño se caen las hojas
para que tú las cojas.
En el invierno hace frío
y se congela el río.
En las cuatro estaciones te inventarás poesías
y te lo pasarás bien todos los días.
sábado, 24 de mayo de 2014
Discurso graduación IES Ignacio Ellacuría 2014
Buenas tardes a todos y gracias por
asistir a este acto tan importante para nosotros. Les informa la alumna Noelia
Martín Rodríguez. Por favor, silencien sus teléfonos móviles, disminuyan su
volumen de voz, finjan estar atentos y aplaudan al final aunque no les guste,
que está mi familia por ahí. Muchas gracias.
Hoy
es el mañana que tanto nos preocupaba ayer; hoy se cierra el telón, se apagan
las luces del espectáculo que nos ha tenido a nosotros como protagonistas, a
este instituto como escenario y a nuestra adolescencia como una historia única
e irrepetible.
Seis largos años pero fugaces al
recordarlos han pasado desde aquel día en el cual nosotros, “mochilas con
patas”, comenzamos la aventura en este instituto mientras mirábamos con una
mezcla entre temor y respeto a los alumnos mayores y a los profesores. Hoy
somos nosotros esos alumnos mayores, aquellos que entraron como niños que querían ser adultos, y salen como adultos que no quieren dejar de ser niños. Hemos pasado un tercio de nuestra vida aquí que ha dado para mucho: esfuerzos que terminaron en decepciones, momentos en los que la presión produjo malestar, tensión y discusiones. Pero también hemos tenido momentos de éxito, divertidos, de satisfacción y de felicidad, como el que estamos viviendo.
Se me hace muy extraño y difícil
expresar con palabras el sabor agridulce que me producen los sentimientos
encontrados hoy. Por un lado está la alegría de terminar esta etapa de nuestra
vida habiendo cumplido nuestros objetivos, sobre todo después de este curso, de
estos ocho meses de verdadero sacrificio en los cuales veíamos el momento
presente como inalcanzable y en los que si hubiésemos metido un euro en una
hucha cada vez que hemos escuchado “selectividad” o “PAU”, estoy segura de que
nos podríamos haber permitido unos cuantos lujos. Por otra parte, la tristeza
de dejar esto atrás, pues estas columnas, estos profesores y los bocatas de
Luciano han sido los que nos han visto crecer. Aquí hemos aprendido mucho más
de lo que puede encontrarse en un libro de texto y vamos a echar muchas cosas
de menos, porque aunque lo hayamos pasado mal por los exámenes o por la presión
que conlleva ser un estudiante de segundo de bachillerato, al final lo que
recordaremos más a menudo será aquello que en algún momento nos ha sacado una
sonrisa, sobre todo aquello que nos ha hecho comprender que el tesón y el
esfuerzo son ingredientes fundamentales para el éxito.
No os asustéis los que venís por
detrás, porque aunque nos hayáis visto tirándonos de los pelos por el estrés,
devorados por montañas de apuntes, histéricos y al borde de la locura, ahora
que esto se ha terminado os puedo asegurar que ha merecido la pena, creo. Al
final te acabas dando cuenta de que todo el esfuerzo realizado durante estos
años tiene su recompensa, espero, y que en el fondo no quieres abandonar este
lugar.
Debemos agradecer a los profesores,
tanto a los que hoy están aquí presentes como a los que nos acompañan desde el
recuerdo, la enseñanza que nos han impartido, la educación de la cual nos han
dotado, la inmensa cantidad de conocimientos que nos han transmitido y, por
encima de todo, que nos hayan ayudado a ser las personas que hoy somos, pues de
nada sirve ser muy inteligente y sacar notas increíbles si detrás de esos
conocimientos no existen unos sentimientos y un criterio moral. Un buen profesor siempre enseñará a sus alumnos que tienen que pensar, no qué tienen que pensar; olvidemos la tilde en este caso.
Gracias también a todos nuestros
familiares, que han tenido que aguantar nuestras decepciones, nuestras
alegrías, nuestros cambios de humor, nuestras lágrimas y un largo etcétera.
Gracias por todo vuestro trabajo, por todo vuestro esfuerzo realizado por
nosotros, por todos vuestros consejos que nos han acompañado a lo largo del
camino. Gracias por enseñarnos que rendirse no es nunca una opción, que siempre
queda algo por lo que luchar. Gracias por enseñarnos que si alguna vez caemos
debemos levantarnos y continuar.
Es cierto que el futuro que se presenta
antes nosotros es un tanto incierto, pero nuestro, ganado con esfuerzo y
dedicación y que nadie nos podrá arrebatar. Somos el resultado de una escuela
pública y de calidad y así debe seguir siendo. Nuestros abuelos y nuestros
padres lograron salir adelante tras vivir tiempos difíciles, así que nosotros
también podemos.
Víctor Hugo decía que el futuro tiene muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos, lo desconocido y para los valientes es la oportunidad. Es nuestro turno de mirar al futuro con fuerza y valor para enfrentarnos a cualquier adversidad como siempre nos han enseñado a hacer. Muchísimas gracias.
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