Ellos, dos jóvenes muy
poco comunes. Ellos, dos locos enamorados que no se atrevían a decir lo que
sentían. Él, menos tímido, hacía amagos de acercarse pero ella, nerviosa, se
alejaba. Al fin, ella se decidió a acercarse un poquito más y coger su mano, a
lo que él respondió con caricias y besos en la mejilla. Ella se acercó a su
oído y le dio las gracias. Él contestó bajito y ella se tuvo que acercar tanto
que se acercaron demasiado y se dieron el que fue, quizá, el último primer beso
de ambos.
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